domingo, 30 de mayo de 2010

MÚSICA Y RUIDO ¿DOS MUNDOS IRRECONCILIABLES? Parte III


¿CUÁL ES LA FRONTERA ENTRE LA MÚSICA Y EL RUIDO?

Según Jean Jacques Nattiez (semiólogo y profesor de musicología en la Universidad de Montreal) esta distinción entre música y ruido depende de la sociedad en que se produzca, y más bien nos habla de un consenso entre los miembros de esa sociedad. Parece difícil esta disparidad de opiniones sobre un mismo objeto sonoro. Así puede ser que alguna persona considere como ruido a la disonancia mientras que para otras personas esa misma disonancia sea considerada como música. Sin embargo, consonancia y disonancia son términos relativos y subjetivos, lo que suena disonancia a un individuo, edad o generación puede sonar como consonancia a otros individuos de esos mismos grupos.

Para otras personas esta frontera entre la música y el ruido sería definir el ruido como cualquier señal sonora que interfiere en la recepción correcta de los que queremos escuchar.

En palabras de Shopenhauer “la sensibilidad de una persona hacia la música varía en forma inversamente proporcional a la cantidad de ruido que puede soportar” nos da a entender que a medida que aumentamos la selectividad de nuestra audición, aumenta también progresivamente la cantidad de señales de interferencia capaces de distraernos (por ejemplo audiencias ruidosas en los conciertos).

El concepto de ruido para las personas poco sensibles carece de validez, es decir que una persona que no esté acostumbrada a percibir la música como tal difícilmente podrá darse cuenta de lo que es realmente el ruido. Así explotando esta indiferencia es que se ha inventado música de fondo funcional para seres humanos desorejados. Por el contrario para una persona realmente conmovida por una pieza musical, hasta el aplauso puede constituir una interferencia y como tal es considerado ruido.

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