El sonido está formado por ondas que se propagan a través de un medio que puede ser sólido, líquido o gaseoso. Las partículas materiales que transmiten tales ondas oscilan en la dirección de la propagación de las mismas ondas.
Si sujetamos una cuerda desde un extremo atado al otro, y hacemos movimientos continuos hacia arriba y abajo, lograremos hacer ondas.
Las ondas a las que llamamos sonoras son las que pueden estimular al oído y al cerebro humano, que se encuentran aproximadamente entre 20 Hz y cerca de 20.000 Hz. Estos son los límites audibles, las ondas de sonido inferiores al límite audible se llaman infrasónicas y las que superan el límite superior se llaman ultrasónicas.
Los perros son sencibles a frecuencias de hasta 30.000 Hz y los murciélagos a frecuencias de hasta 100.000 Hz, es decir que estos animales escuchan sonidos ultrasónicos.
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